El 9 de abril, La Riviera se convirtió en el epicentro del trap argentino. Khea volvió a Madrid con su YF Tour. Una sala llena, un público entregado, que no dejó de saltar y gritar, y un artista que se dejó la piel sobre el escenario.

Asan fue el encargado de abrir la noche. Su show fue directo, fresco y muy bien recibido. Muchos ya coreaban sus canciones desde el primer tema, y él, simpático y agradecido, supo ganarse aún más al público con su cercanía.

Puntual como pocos, Khea salió al escenario y arrancó la noche con 1000Mil, seguido de Nuevo, dejando claro que venía a darlo todo desde el minuto uno. El público respondió con la misma intensidad, sin parar de saltar ni un segundo.  A lo largo del concierto hubo varios fallos técnicos con el sonido, pero eso no afectó en absoluto al ambiente. Khea se mantuvo firme, agradecido y enérgico. “Mi gente está en las buenas y en las malas”, dijo en un momento, arrancando una ovación enorme. La energía no solo no bajó, sino que pareció multiplicarse durante la noche. Durante todo el show, el repertorio fue un recorrido por los grandes temas de su carrera: Tóxica, Mi señora (con proyección del videoclip), Creo que, entre otros. Cada canción era coreada al unísono, con pogos constantes y una sala completamente metida en el show.

Khea se mostró especialmente cercano, hablando entre canciones, compartiendo pensamientos y agradeciendo una y otra vez el cariño de Madrid. Esa actitud de tú a tú fue uno de los ingredientes que hicieron del concierto algo especial.

Uno de los momentos más celebrados llegó cuando subió a varios fans al escenario para cantar con él Tumbando el club. La sala estalló, y el ambiente fue el de una auténtica fiesta. También hubo apariciones sorpresa como Recycled J y el regreso de Asan, lo que llevó al público a un nuevo pico de euforia. En un bloque más íntimo, Khea interpretó Algo aparte en versión acústica, dedicándola a quienes están atravesando un mal momento sentimental. Fue una pausa emocional dentro de un concierto que no dejó respirar.

El cierre fue por todo lo alto con Hitboy y B.U.H.O., entre luces, gritos, aplausos y móviles en el aire. Khea se despidió dejando claro que Madrid sigue siendo una de sus plazas más fieles.