La Riviera fue testigo el 3 de septiembre de un estreno cargado de simbolismo: el arranque mundial de The Art of Being a Mess Tour. Con apenas 21 años, Lauren Spencer Smith debutaba en España y lo hacía con un concierto que dejó claro por qué su voz se ha convertido en un fenómeno global.

Minutos después de las nueve, las luces se tiñeron de rojo mientras el sonido de un teléfono interrumpía el murmullo expectante. La canadiense apareció en el escenario con una seguridad arrolladora para dar inicio con “IF KARMA DOESN’T GET YOU (I WILL)”. 

Entre las canciones de su nuevo disco y otras ya conocidas por sus seguidores, la artista construyó un repertorio que alternaba fuerza y emoción. “Lighting the Flame” y “28” se sucedieron entre gritos de entusiasmo, antes de dar paso a momentos de vulnerabilidad con piezas como “Bridesmaid”, “Parallel Universe” o la confesional “Narcissist”. En varias ocasiones interrumpió la música para dirigirse a la gente, agradeciendo la entrega y reconociendo el esfuerzo de quienes viajaron para verla por primera vez en España, desde distintos puntos del país o incluso del extranjero. “Me siento como si fuéramos mejores amigos”, dijo con complicidad.

Uno de los puntos más emotivos llegó cuando se sentó al piano —instrumento que reconoció no dominar— para interpretar “What a Beautiful Day”. Más adelante, “Small”, “Looking Up” y “Things You Never Say” generaron un ambiente íntimo que conmovió tanto a la cantante como a los asistentes.

La sorpresa de la noche vino con una ruleta interactiva en pantalla que decidió la canción sorpresa de la noche: “The Climb”, de Miley Cyrus. La sala se llenó de voces acompañando a Lauren, en un momento espontáneo que reforzó la cercanía entre artista y audiencia.

En la recta final, la intensidad creció con “Thick Skin”, “Pray” y “WORSE”, interpretadas con fuerza y determinación. El desenlace llegó con “Fingers Crossed” y “Sticks & Stones”, coreadas de principio a fin mientras Lauren sostenía una bandera española como gesto de cariño hacia sus seguidores. Lauren Spencer Smith ofreció mucho más que un simple concierto: propuso un viaje emocional a través del caos y la belleza de lo humano. Con una voz que araña y reconforta al mismo tiempo, y una honestidad desbordante, se ganó para siempre al público madrileño. Madrid fue la primera parada, pero su gira promete confirmar lo evidente: Lauren ha llegado para quedarse.