Mau y Ricky se encargaron de transformar La Riviera en el escenario perfecto para vivir un concierto de grandes emociones y melodías inolvidables. Fue una velada donde las luces se convirtieron en estrellas y las canciones en dulces susurros para el alma. Gracias a su carisma, estilismo y visuales, los hermanos Montaner se adueñaron del escenario y robaron una que otra sonrisa al público asistente desde el primer acorde.

El ambiente vibraba con una energía contagiosa y los asistentes, envueltos en una atmósfera mágica, se dejaron llevar por la pasión de la música. Entre aplausos y lágrimas de emoción, Mau y Ricky interpretaron sus éxitos más emblemáticos. Cada canción era un viaje a través de historias de amor y desamor con un estilo urbano, llevándonos a lugares donde los corazones latían al ritmo de sus letras.

Lo que más impacta en este duo de hermanos es el grado de humildad y el amor por la música, lo que les lleva a colaborar y dar a conocer a artistas emergentes del género urbano. Por ello, además del talento innato que tienen, Mau y Ricky han querido compartir el escenario con Andry Kiddos, compatriota venezolano, que junto a ellos interpretaron «Amigos».

La complicidad entre los artistas y su audiencia era evidente hasta que ambos artistas decidieron tomarse un breve descanso entre canciones para expresar su agradecimiento hacia el público madrileño que los había estado esperando con ansias durante tanto tiempo. “… No sé por qué hoy nos tocó vivir esta primera vez y porque no fue hace dos años, pero les prometo que lo hemos soñado más que ningún otro artista. No queríamos dejar pasar este día sin darle las gracias a Dios por cada una de las personas que están en esta sala…”. Las palabras se entrelazaron con «Amén», canción compuesta por la familia Montaner como muestra de agradecimiento.

En ese instante, se formó una conexión especial entre los artistas y sus seguidores.